La armonía entre el fomento de las actividades empresariales, profesionales o institucionales y una proporcionada defensa del medio ambiente, es el principio que sistematiza la actuación de las instituciones públicas y privadas en esta importante materia medioambiental, por lo que es necesario que el compliance persevere en la cumplimentación de la normativa en prevención ambiental, en los instrumentos de concienciación de las empresas y en la política de gestión de recursos. Prevención medioambiental mediante instrumentos como las certificaciones, las evaluaciones y las autorizaciones; gestión de residuos, que a día de hoy constituye uno de los principales retos medioambientales de las empresas, y ecoauditorías, que además de corroborar el cumplimiento de la legislación medioambiental, mejoran la imagen de la institución.
En este sentido, el compromiso con el medio ambiente en el ejercicio diario de la actividad empresarial, debe evaluarse y seguirse por el compliance, proponiendo las medidas necesarias para transferir dicha actividad, de forma que mengüen el negativo impacto medioambiental y se consiga un excelente estadio de confianza en los procedimientos, dedicando atención al amparo del entorno relacional (colaboradores, proveedores, clientes…). A título orientativo, se enumeran algunos modelos de prevención y protección a recoger en el corporate compliance: aplicar adecuadamente toda la normativa medioambiental, incluyendo las especificaciones de programación y decisión, prevenir las contaminaciones diversas, optimizar el consumo y la racionalización de recursos energéticos (electricidad, agua, papel, combustible… ), formar sobre buenas costumbres ambientales, etc. (Imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay).Vídeo incorporado posteriormente.