viernes, 17 de agosto de 2012

Compliance y la Gestión Económico-Financiera

La división administrativa-financiera de una empresa, grupo empresarial o corporación configura un gobierno de relaciones técnico-administrativas y de flujo financiero consecuentes que se instituyen para conseguir los fines y objetivos económicos, financieros, operativos, relacionales… propuestos por los equipos directivos, accionistas o propietarios, requiriendo la organización de los recursos administrativos-financieros y la ejecución de las actividades, procesos y tareas de manera coordinada. Mediante un óptimo diseño de la administración y la financiación se proporciona un eficiente y eficaz contexto organizativo donde dichos procesos y tareas son realizados armónicamente por las personas y los recursos tecnológicos y financieros asignados. La distribución y disposición adecuada de la división administrativa-financiera instituye una interpelación primordial para desplegar favorablemente la función administrativo-financiera, garantizando un óptimo funcionamiento del área y una concordia con el resto de los departamentos de la empresa.

Por lo anterior, no cabe duda que es un área sensible que debe contemplarse en el programa de cumplimiento normativo, puesto que la información económica, financiera y patrimonial que fluye por las entrañas de este departamento organizativo deberá ser real y no ficticia o fraudulenta y conforme a la normativa legal aplicable, en este caso, fundamentalmente la contable y financiera. A título orientativo y no excluyente, se enumeran algunos de los aspectos riesgosos a tener en cuenta en el corporate compliance. Por ejemplo, la bondad de los estados contables, el rigor del asentamiento administrativo-contable de todas las operaciones de la empresa, desde las operativas hasta las comerciales, pasando, obviamente, por las financieras, y tanto desde el aspecto analítico como del legal. Otros frentes de riesgo lo configuran la ocultación o distorsión de la información económica o financiera, la sobrevaloración o infravaloración de los activos, la contabilización de gastos o ingresos ficticios, la eliminación física o tecnológica de información, las transferencias de efectivos no justificadas, etc. Imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay. Vídeo incorporado posteriormente.