Según el ObservatorioRSC, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es una forma de dirigir las empresas basada en la gestión de los impactos que la actividad empresarial genera sobre los clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general. Es un concepto transversal que afecta a distintos ámbitos de la gestión de una institución, por lo que las actividades desarrolladas en el marco de la RSC han de estar vinculadas a la actividad básica de la empresa, tener una vocación de permanencia e implicar un compromiso de la alta dirección. Aunque existe consenso sobre las grandes áreas temáticas que abarca (económica, social y medioambiental), si algo caracteriza a la RSC es su carácter pluridimensional que afecta a distintos ámbitos de la gestión: recursos humanos, protección de la salud, defensa del medioambiente, lucha contra el fraude y la corrupción y salvaguardia de los consumidores.
Por lo anterior, un corporate compliance debe contener medidas de prevención de las situaciones de riesgo en materia de responsabilidad social corporativa, en aspectos tales como entrega de ayudas, subvenciones, aportaciones… para esconder sobornos, cohechos, corrupciones, violencia, conductas ilegítimas, discriminación, peligrosidad o desconociendo los fines a los que va dirigido la aportación económica. Pero también el compliance debe trabajar en el fomento de procedimientos que garanticen una gestión legal y óptima de las políticas de responsabilidad social, por ejemplo la asignación de ayudas a entidades con determinado perfil no gubernamental, de prestigio, registro adecuado y transparencia de las operaciones de RSC, etc. Imagen incorporada posteriormente; fuente: pixabay. Vídeo incorporado posteriormente.